Margaret Mead

Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes

y comprometidos pueden cambiar el mundo.

De hecho, son los únicos que lo han logrado.

-Margaret Mead

"Cambiar el mundo" tres palabras que pueden parecer tan cargadas de sentimientos, emociones, ilusiones y hasta utopía.

Pero pensemos un momento en las demás partes de la frase:

un pequeño grupo...  un grupo en el que se compartan sueños, necesidades, inquietudes, anhelos y metas comunes, pero que no se quede en la contemplación de la situación, sino que directa y explícitamente dedica parte de sus energías, tiempo y esfuerzos a pensar en maneras en que se pueda comenzar a dar soluciones concretas, prácticas y duraderas a los problemas que se analizan.

En su búsqueda, este pequeño grupo de ciudadanos busca llegar a las causas raíz de los síntomas que observan, que les generan incomodidad, y les instan a actuar.  Y finalmente, este pequeño grupo de ciudadanos pensantes se encuentra tan identificado con los problemas y se convence tanto de la posibilidad de solución de los mismos, que le es imposible ser indiferente, lo que les lleva a un compromiso profundo que crece con el tiempo y el trabajo.

Este pequeño grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos quizá no son en sí mismos tan influyentes al principio, pero su tenacidad, voluntad, esfuerzo, dedicación, entrega y compromiso comienzan a ser tan notorios, que comienzan a contagiar a otros a su alrededor, generando un fenómeno de "bola de nieve" que crece y crece, hasta que finalmente se puede llegar a introducir un cambio que trascienda todas las barreras, y llegue a afectar para siempre la manera en que el mundo es.

¿El precio?  Puede ser muy alto, pero sólo quienes estén realmente dispuestos a pagarlo, lograrán hacerlo.

El ciclo fatal de Tytler

 Alexander Fraser Tytler, un abogado escocés del Siglo 

XVIII, describió lo que para él era el ciclo fatal por el cual las

 sociedades, después de conquistar su libertad, la pierden.

 Esto se aplica a Familias, Economías, Ciudades, Regiones

 y Países . Según Tytler, el ciclo comienza cuando, en

 medio de la esclavitud surge la fe espiritual en la 

posibilidad de ser libre.

 Esto lo describe como de la esclavitud a la fe

 espiritual. De la fe espiritual, se pasa a la valentía. De la

 valentía, a través de la lucha, a la libertad. De la libertad, se

 pasa a la abundancia, y de ésta a la complacencia. De la

 complacencia se pasa a la apatía, de la apatía a la

 dependencia, y de la dependencia de regreso a la

 esclavitud.

Parece que cualquiera sea nuestra situación, podemos

 situarnos en una de estas etapas, de las cuales las más 

peligrosas aparecen justo después de haber alcanzado la 

anhelada abundancia que tantas personas en el mundo 

persiguen.  Creo que la amenaza se comienza a cernir en el

 propio seno del hogar, cuando las nuevas generaciones

 que nacen en la abundancia ignoran todo el proceso y 

sacrificios que le tomó a sus predecesores para llegar hasta

 ese punto, cayendo en la complacencia, que les hace creer

que "merecen" tener todo servido a pedir de boca, sin 

querer involucrarse activamente en los asuntos de la casa,

 lo cual ya anuncia la llegada de la apatía.  Este es el triste 

punto de retorno a la esclavitud.

¿Y tú, dónde estás?

¿No se puede? o ¿Cómo?

Si tienes un sueño que no va contra las leyes de la física, ni contra la moral, ni contra los principios espirituales, entonces se trata de algo posible.  También cabe esperar que llevar un sueño a la realidad sea difícil, y poco probable.  Pero desde que se trate de algo físicamente posible, la pregunta correcta es ¿cómo? 

La pregunta “cómo” es un interruptor que activa el programa encontrador y creador de soluciones que viene pre cargado en nuestro cerebro y en nuestra mente.  Cuando te preguntas “cómo” puede hacerse algo, tu cerebro comienza a funcionar 24 horas tratando de encontrar respuestas.

Así es.  Mientras duermes, mientras comes, mientras caminas, mientras haces cualquier cosa, tu cerebro está ejecutando en segundo plano la función “encontrar respuesta a la pregunta ¿cómo?”.  De este modo, comenzarás a notar cómo algunas soluciones comienzan a llegar a tu cabeza, sin saber de dónde, ni por qué.

Si por el contrario, cuando tienes un sueño o un anhelo te cierras y dices: “no se puede”, estás mandando a tu cerebro y a tu mente a dormir profundamente, sin siquiera dedicar un instante a pensar si en realidad existe al menos una posibilidad de llevar a cabo alguna acción.

La actitud del “no se puede” es muy nociva y debes tratar de reemplazarla lo antes posible con la pregunta “cómo” a todo lo que sueñas y deseas lograr.  Recuerda, que todo lo que ahora vemos, hace muy poco tiempo no existía sino en la mente de unos “locos” visionarios que creyeron que las cosas podrían ser diferentes.

Tu amigo,

Jhonatan

La vida en días

10.000 días, son exactamente 27 años, 4 meses y 16 días, incluyendo los 29 de febrero.  Es decir, una persona que ha vivido 80 años, no ha llegado a vivir sino 29.220 amaneceres.


Teniendo en cuenta que un día gastado es irrecuperable, parece muy buena idea tratar de aprovechar al máximo todos y cada uno de ellos, pues la cuenta regresiva es lenta, pero no se detiene, y cuando menos pienses, como agua entre los dedos, se te habrán ido, llegarás a tu último día, y quizá no fueron tantos como pensabas cuando eras un niño.


Tu amigo,


Jhonatan Arias

Comentario del 8° hábito

Stephen R. Covey, en el capítulo 5 de su libro "El 8° hábito" escribe lo siguiente:


Consideremos las siete cosas que, según las enseñanzas de Gandhi, nos acabarán destruyendo.  Si las estudiamos despacio y con atención, veremos que cada una de ellas representa de una manera muy poderosa un fin que se alcanza con unos medios carentes de principios o de valor:

• Riqueza sin trabajo
• Placer sin conciencia
• Conocimiento sin carácter
• Comercio sin moral
• Ciencia sin humanidad
• Adoración sin sacrificio
• Política sin principios

¿No es interesante que cada uno de estos fines admirables se puedan alcanzar de forma inadecuada?  Pero si alcanzamos un fin admirable empleando medios incorrectos, ese fin se acabará convirtiendo en polvo en nuestras manos.

Richard Wagner vs Victor Lebow

"La alegría no está en las cosas, sino en nosotros"

Richard Wagner

Esto parece decir todo lo contrario a lo que expresó el señor Victor Lebow...

"Nuestra economía tan productiva... requiere que hagamos del consumo nuestra forma de vida, que convirtamos en rituales la compra y el uso de bienes, que busquemos la satisfacción espiritual y de nuestro ego en el consumo.  Necesitamos que las cosas se consuman, quemen, reemplacen y desechen a un ritmo cada vez mayor".

¿Quién ganará?  Parece que Lebow lleva la delantera en gran parte nuestra sociedad.  Aun las personas consideradas BDP (Base de la Pirámide social), tienen sus prioridades trocadas a favor de "las cosas" en vez de las personas.  Si tuviéramos en cuenta al amigo Wagner, quizá podríamos aliviar en algo la presión que el sistema consumista pone a diario en nuestros hombros.  Después de todo, una sonrisa, un abrazo, una mano extendida y un gesto de amor no tienen ningún costo monetario, no se pueden cuantificar, no aparecen en ninguna estadística, ¡pero cómo nos alegran la vida!

Tu amigo,

Jhonatan Arias

De todos modos

La gente suele ser poco razonable, ilógica y egocéntrica; perdónala de todos modos.

Si eres amable, la gente puede acusarte de abrigar motivos ocultos egoístas; sé amable de todos modos.

Si tienes éxito vendrán a ti falsos amigos y amigos buenos; ten éxito de todos modos.

Si eres honrado y sincero, puede que algunos te engañen; de todos modos, sé honrado y sincero.

Lo que dedicas muchos años a construir lo puede destruir alguien de un día para otro; construye de todos modos.

Si hallas la serenidad y la felicidad, siempre habrá quien te tenga envidia; sé feliz de todos modos.

El bien que haces hoy, la gente puede olvidarlo mañana; haz el bien de todos modos.

De todos modos, da al mundo lo mejor de ti mismo.

Y es que, a fin de cuentas, todo esto es entre tú y Dios; en el fondo, nunca ha sido entre tú y ellos.

MADRE TERESA DE CALCUTA